Vida de oración

Vida de Oración

Sus contemporáneos presentaron a santo Domingo como un hombre excepcional de oración, con una expresión que ha venido a ser clásica: No hablaba sino con Dios o de Dios.

Su oración está articulada en términos de «coloquio», coloquio, «con Dios», y «de Dios», que aunque distintos y diversos, están estrechamente conectados en un proceso psicológico y espiritual.  La contribución personal de santo Domingo a la historia de la oración es haber llevado a sus últimas consecuencias el ejercicio de la fe y de la caridad en la vida contemplativa, realizando la primera síntesis histórico-espiritual del dualismo acción-oración, creando en la Iglesia la «vida mixta» y restableciendo la indivisibilidad psicológica y teológica del amor de Dios y del prójimo, y devolviendo el sacerdocio a su originaria pureza evangélica y apostólica.

 

LA ORACIÓN DE LOS «FRAILES PRIMITIVOS»

  1. La oración como acto espiritual:

Hoy el término «oración» tiene un sentido vasto y general, pero en el Medioevo «oración» es un acto específico y particular, distinto de la meditación y de la contemplación. En el Medioevo la oración es un acto distinto, incluso, de la oración litúrgica: ésta es una expresión individual subjetiva, mientras que la oración litúrgica es la alabanza coral y colectiva en unión con la Iglesia y en nombre de la Iglesia. Jordán de Sajonia (+1237), en efecto las distingue:

Esta era su costumbre en el camino: todo el tiempo darse al a oración y la meditación, excepto cuando decía el Oficio divino… No existe naturalmente un «método de oración» en el sentido moderno: los dominicos primitivos gustan orar en libertad de espíritu, con toda su inmediatez y espontaneidad, unidas para alimentar la devoción, para saciar el afecto. Aquello que más te produce devoción es aquello que más te da; ya que al orar te será más saludable y más fructuosamente saciará tu afecto.  Jordán de Sajonia, incluso, concibe la oración como «una unión de asidua familiaridad con Dios en Cristo», en quien el corazón se abre en la más amable e inefable reciprocidad de un coloquio.

2. Qué es la oración

Entre los dominicos primitivos predominaron dos conceptos fundamentales: una concepción antropocéntrica y una concepción teocéntrica. En la concepción antropocéntrica, la oración es sinónimo de petición. Ahora bien, tal petición se puede dirigir a Dios mediante palabras exteriores (oración vocal) o también sin palabras (oración mental): «no se levantaban de la oración, sin haber logrado del Señor alguna gracia especial». La oración mental medieval tiene, pues, un sentido diverso al de la oración mental moderna. La concepción teocéntrica: frecuentemente, aunque menos, es la oración de alabanza, caracterizada de sentimientos y manifestaciones de gozo, al contrario de la concepción antropocéntrica caracterizada por gemidos, actos de contrición y de un comportamiento dramático y cambiante. Ésta expresa bendecir, alabar, honrar, glorificar a Dios, gozar con Dios, etc.

 

Fr. Domenico Abbrescia, op

Back to Top