Mensaje del Prior Provincial en este tiempo de Pascua

Mensaje del Prior Provincial en este tiempo de Pascua


Un saludo fraterno de Pascua, ¡Verdaderamente ha Resucitado el Señor! De nuevo volvemos a escuchar, asentir y confirmar que Dios ha optado por la Vida, en su Hijo Jesús estamos invitados a vivir y relacionarnos como comunidades vivas y resucitadas en medio del mundo.

Toda la Cuaresma nos ha ido acompañando mistagógicamente en la contemplación de esta experiencia que reafirma y nutre la fe cristiana. De este mismo modo, esta cincuentena o “Día Pascual” es también una resonancia a nuestras comunidades apostólicas a recordar los cimientos de la experiencia que nos ha convocado: el seguimiento del Señor, muerto y resucitado, al nacimiento nuevo que nos invitan en los sacramentos renovados y que invitan a ser la Iglesia de la Pascua (Monseñor Romero).

Esta adhesión al Misterio Pascual nos configura en el destino final que nos espera, por ello, la comunidad el Resucitado así como ha tenido cuarenta días de penitencia, está invitada a vivir en esta cincuentena el gozo y la alegría que genera la presencia del Señor en su comunidad. Así pues, este tiempo es una invitación a generar acciones de vida en el creer, en el compartir fraterno, en la solidaridad efectiva y en la misión que realizamos en comunidad dominicana.

Ciertamente este Misterio lo encontramos también junto con otras y otros, quienes sin creer en esto, también producen paso (Pascua) en nuestro mundo. Cuando escribí esta reflexión leía la triste historia de Gabriel, un niño español, desaparecido y asesinado el 12 de marzo del año en curso, en su pequeña comunidad de Almería, España La reacción de la madre el día que encontraron el cuerpo sin vida de su pequeño hijo, me llenó de esperanza en ese fondo común Pascual de la humanidad herida:

“…no se extienda la rabia, que no se hable de la mujer detenida y que queden las buenas personas».

Lo anterior impacta… nos dice que en las palabras de esta dolorida madre hay un paso de Dios. ¿Sería posible que nosotros como consagrados por el bautismo a la misión de la Palabra podamos llegar a la hondura misericordiosa de esta sencilla mujer? Encontrar relatos así conmueven a la fe, incitan a creer que Dios sigue pasando en toda la historia humana y que esperaría que en la Iglesia, existan estos relatos cotidianos que permitan dar otro giro a la historia y a la realidad que vivimos a diario.

Esta sintonía Pascual nos conecta con el anuncio de la próxima Canonización del beato Monseñor Oscar Arnulfo Romero y Galdámez; sin duda, gozo para nuestras iglesias, un recuerdo de la reivindicación de las víctimas y un obsequio para la humanidad entera haciendo de este Pastor el “más universal de los salvadoreños”.

¿Somos capaces de salir de nuestro miedo y letargo? Debemos salir, relatar y contar lo que hemos visto y oído: ¡Así nació la Pascua!

No dudemos, ¡Somos parte de su Pascua!

Añado este texto compartido por fray Miguel Arrasate OP, sin duda, un bello cántico pascual en la sencilla cotidianidad de la vida:

Que tus despertares te despierten.
Y que al despertarte, el día que comienza te entusiasme.
Y que jamás se transformen en rutinarios
los rayos del Sol que se filtran por tu ventana en cada nuevo amanecer.

Y que tengas la lucidez de concentrarte y
de rescatar lo más positivo de cada persona que se cruce en tu camino.
Y que no te olvides de saborear la comida, detenidamente,
aunque «solo» se trate de pan y agua.

Y que encuentres algún momento durante el día,
aunque sea corto y breve, para elevar tu mirada hacia lo Alto y agradecer,
por el milagro de la salud, ese misterio y fantástico equilibrio interno.

Y que logres expresar el amor que sientes por tus seres queridos.
Y que tus brazos, abracen.
Y que tus besos, besen.
Y que los atardeceres te sorprendan, y que nunca dejen de maravillarte.
Y que llegues cansado y satisfecho al anochecer por la tarea satisfactoria
realizada durante el día.

Y que tu sueño sea calmo, reparador y sin sobresaltos.
Y que no confundas tu trabajo con tu vida, ni tampoco el valor de las cosas con su precio.

Y que no te creas mas que nadie,
porque, solo los ignorantes desconocen que no somos más que polvo y ceniza.
Y que no te olvides, ni por un instante, que cada segundo de vida es un regalo, un obsequio, y que, si fuésemos realmente valientes, bailaríamos y cantaríamos de alegría al tomar conciencia de ello.

Como un pequeñísimo homenaje al misterio de la vida
que nos acoge, nos abraza y nos bendice.
F. Daniel Karpuj

¡Felices Pascuas de Resurrección!

 

Fr. Carlos Antonio Cáceres Pereira, OP
Prior Provincial

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