Estimados hermanos y monjas de la Orden de Predicadores

Un abrazo fraterno a todos ustedes en este mes donde hemos recordado a Domingo de Guzmán, inspirador de nuestra Vida y Misión.

Con la finalización del Capítulo General y la transición mental que esto supone, he tenido varios eventos apremiantes en la Provincia. Aprovechando la celebración de Nuestro Padre Santo Domingo en San Salvador pude visitar a fray Gerardo Potter, quien se encontraba en la fase terminal de su enfermedad. Luego en la visita canónica a los hermanos prenovicios, quienes han viajado hacia Sevilla el día 27 del presente mes hacia la etapa del noviciado.

Dios también nos ha visitado en su Pascua en la vida de fray Bernardino, fray Manuel Blanquer y fray Gerardo Potter. Ciertamente hermanos que han sido bastiones en la vida y misión de nuestra Provincia y de quienes debemos agradecer el don de fidelidad a la Orden y a nuestros pueblos. En todo esto no dejo de dar gracias a Dios por la generosidad de tantas personas y comunidades de frailes que han atendido y cuidado a nuestros hermanos. Viene. A mi memoria viene aquella promesa de Jesús: “Y todo el que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos o tierras por Mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna” (Mt 19, 29).

Una semana antes de morir estando en Costa Rica me llamaba fray Manolo Blanquer con su “fabuloso, mejor me daño”, y me preguntaba del Capítulo General (qué le echara cuentos) que cuándo iría y si preveía el cuarto hermano para la casa. Además me habló maravillas de los hermanos estudiantes en Valencia que le había visitado en su estancia. “Tenemos un gran futuro” y “debemos seguir trabajando por las vocaciones”. Nunca pensé que se refería a su llamada. Así se fue Manolo, tranquilo era su llamada definitiva, la del obrero quien siempre creía en la Pascua, eran las cuatro de la tarde, como la llamada de los discípulos del Evangelio.

Inmediatamente me dirigí a acompañar a fray Óscar quien estaba solo en la comunidad, los hermanos se habían turnado para salir de vacaciones y el momento final se presentó inesperadamente. He de agradecer mucho a Carlos Villalobos y a Miguel Arrásate por tanta fidelidad fraterna. Y más a un al fray Oscar quien como auténtico superhéroe veló del hermano hasta su útilmente suspiró. Agradezco a los hermanos que llegaron de otras partes fray Alfonso y fray Oscar Valderrama.

No puedo dejar de agradecer la deferencia de Monseñor Ulloa, Arzobispo de Panamá, quien puso a disposición la Catedral y un nicho para las cenizas de nuestro hermano. No obstante, Manolo vivió y amó a la comunidad parroquial de Santa Marta quien aun con limitaciones domingo a domingo animaba la liturgia del día. Allí mismo, el padre Manuel Villarreal y la comunidad pidieron sepultáramos a fray Manolo en el columbario parroquial.

Dios no has ha visitado en la Pascua de nuestros hermanos: fieles, perseverantes, solidarios y entregados. Ellos ya han hecho su camino; es el misterio del grano caído en tierra; estos hermanos con su plena fecundidad apostólica son también semilla y germen de otros llamados. Es el misterio de la vida y como una familia también lloramos las perdidas y reconstruimos esperanzas.

“Quiero, Señor, sentarme a tu derecha,

quiero, en pie junto a ti, reinar contigo,

quiero oírte decir que soy tu amigo

y que, en tu Reino, compartiré tu mesa.

Cuando de este vivir cierre la brecha

de tu amor quiero haber sido testigo,

de tu copa haber bebido el vino,

reclinar en tu pecho mi cabeza.

De lo alto de la cruz, es tu mirada

quien me interroga firme y compasiva:

“¿Podrás hacer conmigo la jornada?”

Cuando a cambio de amar no te den nada,

¿apurarás la copa de la vida?

Ven, pues, conmigo hoy tienes morada.

(Fray Manolo Blanquer OP)

Brindemos por la vida de estos hermanos y ellos sigan pidiendo por esta Provincia a quienes dieron sus mejores años al servicio del Reino y comprometidos por la justicia, la misericordia y la compasión.

Fraternalmente,

Fr. Carlos Antonio Cáceres Pereira OP

Prior Provincial