En el mes Dominicano por la Paz

Estimados Hermanos y Hermanas de la Orden en Centroamérica

Durante estos meses la Orden desde hace muchos años la Jornada Mundial y Dominicana por La Paz. Aunque específicamente está invitada a realizarse en el mes de diciembre, nuestras realidades centroamericanas y calendarios institucionales favorecen más el mes que inicia.

 

Agradezco mucho la labor que realiza fray Ricardo Guardado, como animador latinoamericano de Justicia y Paz de CIDALC, y quien abre este informativo con importantes datos de interés en la última reunión mundial de Promotores internacionales acaecida en la Curia General de la Orden.

 

En esta contexto no dejo de pensar en el recién concluido Sínodo de la Amazonía y los ecos positivos o negativos (dependiendo de quién los interpreta). Desde nuestro carisma llamado a la inculturación de la Palabra, importantes avances para estas iglesias ungidas por su definición propia y para la misión específica de la Orden con interesantes cuestionantes que deberán definir el presente y el futuro de las iglesias presentes en Pueblos Originarios.

 

Aunque esto se refiera a una región específica los Pueblos Originarios del Norte o del Sur tienen situaciones apremiantes, sin importar los límites geográficos como son en el tema de Derechos Humanos, tierra, salud, educación.

 

Evidentemente Roma no debería ser igual después de este Sínodo, pero también esto podría tener repercusiones en otras Iglesias en Pueblos Originarios, donde se pide replantear y refundar un ministerio ordenado desde perspectivas culturalmente propias.

 

En todo esto, pienso que en nuestras obras educativas, parroquiales o en los ministerios que realizamos el tema de la justicia es una prerrogativa necesaria a esas fronteras definidas por la Orden hace muchos años en el Capítulo de Ávila. Hoy más que nunca nuestra predicación enfrenta escenarios donde se tocan situaciones vitales que ponen en entredicho el Misterio de la Encarnación al que nos comprometemos por la profesión evangélica que realizamos.

 

Que no perdamos la ocasión de manifestarnos en favor de la vida plena que Dios nos concede y que desea compartir con nosotros en el mundo que se nos ha sido confiado.

 

Abrimos estas páginas para que relatemos lo que Dios hace en medio de nosotros y que agradezcamos el don común de nuestra vocación siendo parte de esa Iglesia de las Catacumbas: pobre, sierva, profética, samaritana y comprometida con una ecología integral.

 

Fraternalmente, en NP Santo Domingo y Catalina, mujer amante de la Paz.

Carlos Antonio Cáceres Pereira, OP


Prior Provincial.

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